20 marzo 2012

La Carta (Cap. 19)

Madre estoy embarazado de una situación que lo único que hace es confundirme. Estoy nervioso y preocupado porque no he pagado las cuentas del cerebro este mes también, y este sería el sexto atraso en lo que va del año. No consigo dormir cinco horas diarias, ya sea durante el día o la noche. He olvidado el cumpleaños de papá otra vez, veras es la segunda vez que me pasa. Creo saber por momentos cual es el motivo de mi confusión, y de repente lo olvido también. Ahora mis amigos ya no me llaman como antes, no me buscan porque he perdido mi casa. Se que algunos están de viaje y no volverán. Cuando salgo de noche media docena de rostros me toman de la mejilla para saludarme y pues yo pongo la otra mitad para equilibrar. Siempre debo estar con las costillas en los hombros, sonriente, perfecto, anonadado por cada vez que otra media docena de besos me toman la mitad de mi mejilla. Siento que cada noche es mi cumpleaños, madre feliz cumpleaños por cierto. Mi situación corporal hoy es complicada, no quiero preocuparte, me siento solo pero acompañado, me mezquino partes y luego me dan ganas de entregarme todo. Nadie más que yo sabe cuán especial soy, no puedo decirlo hasta que no lo hayas notado. Ya he dejado de buscar porque no encuentro, me vivo los días como si fuesen los últimos, intento reubicarme entre el montón, intento. Recorro los días a destiempo, cuando yo quiero, él no quiere, y cuando él quiere yo no puedo. No hablo de amor, hablo de lo que hace Dios conmigo. He sido golpeado con sus puños y besado con su boca de palabras sin diccionarios, no es que pose en victima mi figura, pues me está yendo mal y así voy quedando. Me llegan sus cartas, algún día responderé todas, algún día. Pero ha de perdonarme ud madre, que algún día es mi segundo nombre, aquí le va la primera. Yo quiero disfrutar de la piel cálida, de los derechos igualitarios, quiero llevar a mi hijo a la escuela, volar de ansiedad junto a su padre el día de su cumpleaños, tomar la primer fotografía a color, besarnos familiarmente los tres, pero no puedo embarazarme esta vez porque sabrá que querer es una cosa, poder es otra y soñar no cuesta nada. Si me lo habrá dicho tantas veces Elisa. Pensaran de mi qué cosa allá, digo siempre, no me interesa, me defiendo. Madre, ¿será que el recuerdo se olvida con otro recuerdo, que los besos nos hacen no olvidar jamás ese recuerdo? La despedida es la situación en donde una vez nosotros dos lloramos y quizás yo un poco más que ud, es ese recuerdo que me desarma en el piso y hace que mi voz se eleve entonando canciones de nuestras vacaciones. Cuando vuelva a ser yo, quiero que sea en otro cuerpo, con otras energías, así como le volvió papá en el cuerpo de otro. Reconozco que no soy perfecto, reconozco que aun me extraño sentado en la mesa los domingos, reconozco que soy una hormiga caminera que los ha dejado una vez y hoy por culpa de ello está en el desierto siendo enterrado por el viento que me va tapando poco a poco y que a veces cambia su dirección para quitarme de encima los minúsculos granos de arena, porque él sabe que me ahogo si no circula aire por mi espalda. Madre, me he propuesto cambiar. Cuide a mi perro, tengo que salir, pronto volveré a ser yo.