Soy el ministro de luz que atiende la hipocresía de la
gente que vive entre la oscuridad.
Si la poción con veneno hubiese sido real, Romeo muerto
por amor regresaría en mi cuerpo para buscar a Julieta, matarla y luego así
llevársela con él.
Soy el que lo ve todo, guerrero del bien que reina con la
corona de Cristo que beso María mientras sudaban sus pechos turgentes luego de hacerle el
amor de imaginación.
Si fuera usted no enviaría esa carta que escribió como
despedida porque no es momento de despedirse, no es el momento de decir adiós. Nunca
es el momento adecuado, jamás podemos decirnos, “llego la hora”.
El reloj corre sin escándalos, es una máquina, nosotros
no. Yo no soy una máquina.
Aprendí a rezar con calma, con intenso amor por las
plegarias. Aprendí a rezar y no por necesidad, no solo lo hago cuando necesito rezar, si no cuando mi rutina del
largo proceso con el que me he comprometido necesita que rece para liberar
males. ¿Cuál es tu compromiso diario?
Estoy comprometido a rezarle a Dios para que me de
fuerzas, pues aún sigo sin equilibrio, aun mi balanza no soporta, no marca este
peso, soy demasiado para su soporte. ¿Dónde puedo pesar lo que siento?
Entre la claridad de mi enfermedad, sé lo que está bien
para mi vida y se lo que no está. Eso sí es importante, porque sabiendo lo que
tengo, cómo se cura, dónde y con quien hablarlo me hace sumar un padre nuestro
a cada rosario. También se cuál es mi adicción y como trabajar duro para salir
de esa etapa.
El problema se radica cuando no sabemos qué nos pasa,
cuando no podemos describir con una palabra lo que sentimos, ni el porqué de
tal cosa.
He pensado más en la muerte que en el amor, pues sé que
si no tengo amor estoy muerto. El amor nos cura de todo mal, es la única
medicina capaz de salvarte. Un abrazo es capaz de hacerte vomitar agua negra,
agua estancada, agua salada. Agua desde las entrañas, quiero un abrazo.
Estas cosas se hablan, se cuentan y por nada en el mundo
se guardan. Hablar también cura, hablar tiene en la punta de la lengua la
solución. Podemos estar manejando un tren, nosotros somos la máquina de
adelante y por cosas de la vida nos ataron vagones llenos de cargamento pesado.
La máquina pide más leña, necesita aumentar la velocidad, no hay más madera
para quemar en su caldera. ¿Se queda la maquina en el camino?, no. El maquinista, un señor sabio, que no necesariamente es
un hombre viejo porque sabe, sino que es joven y sabio porque aprendió a tomar decisiones
correctas, quito el encaje que une la maquina principal del tren a todos los
vagones con cargamento pesado, y cuando quito “eso” que unía, dejo atrás “eso”
que le impedía avanzar libre, el humo de vapor se convirtió en blanco, era
limpio y puro. Tan bello que se amisto con las nubes.
Avanzar es mover o prolongar hacia delante, progresar o mejorar.
Me telefoneo mi padre, eran las
ocho de la mañana y lo hacía para preguntarme si ya había conseguido empleo. Antes
de presionar send, pensaba en lo molesto que podría ser para el decirle que aún
estaba sin trabajo. Ignacio, hijo estoy preocupado por ti. Parecía una
grabadora de algún buzón de mensajes. ¿Hola?, ¿papá como estas?, dije como si
no hubiese oído su primera frase. Mi voz dormitada, de esa que es imposible
eludir como despierta. ¿Ignacio estas durmiendo todavía?, ¿acaso no tienes que
estar buscando empleo?, con tu madre estamos preocupados por tu futuro, no
estudias, no haces nada de tu vida. Mi padre, continúo hablando unos minutos más
como en conferencia de prensa familiar. No me dejaba hablar, debía escucharlo
sin interrumpirlo porque suele ponerse de mal humor muy rápido y allá con él,
estaba mi madre que tampoco debía tener ganas de acompañar ninguna cara de
pocos amigos. Cuando dejo de hablar le dije, he buscado empleo todos estos días,
lo vengo haciendo a menudo pero no me llaman para entrevistas, por complacer tu
tranquilidad he buscado cualquier tipo de trabajo, así no tenga que ver con lo
que me gusta hacer a mí, así tenga que
ir llorando a cumplir con mis horarios. No quiero estar haciendo un trabajo que
no me gusta, porque sé que si lo tomo lo voy a dejar en menos de 20 días. Quiero,
a mi edad, poder elegir lo que quiero hacer, quiero a mi edad, poder contar con
tu apoyo para mis propios emprendimientos, yo soy quien maneja su futuro y
tengo una gran carrera por delante, pero si en casa, ustedes y mis hermanos me
van a cuestionar todos los días de mi vida como llevo adelante mi vida, porque
a mi edad, es mi vida, pues no me darán ganas de cogerte la llamada otra vez,
le dije casi llorisqueando.
Nuestros padres, en su mayoría,
quieren para sus hijos una vida economía y social mejor o parecida a la de ellos.
Generalmente intentan hacernos ver errores que ellos cometieron a nuestra edad,
pero ellos no ven los errores que cometen a sus edades.
Yo sé, que para ser rico o tener
una linda casa no hace falta estar todos los días, de todas las semanas, ocho o
más horas en una oficina para poder tener eso que deseo. Nuestros padres
quieren lo mejor para sus hijos, pero a veces eso que quieren no siempre es lo
que sus hijos quieren y no siempre es lo mejor para ellos.
Aun se piensa que hay que
estudiar una carrera de grado o universitaria para ser exitoso en la vida, pues
no están equivocados. Encontré una forma de estudiar, de aprender y generar
dinero sin ir a la universidad y eso que
hago se estudia también, pero claro, es según para muchos algo que no tiene
futuro. ¿Pero que es el futuro? El futuro es eso que hablan mucho los adultos, eso por lo que están
tan preocupados, es eso en que ponen sus energías a menudo olvidándose del
presente, vivimos el presente no el futuro. Todo eso que vendrá más adelante se
puede prevenir, claro que sí, pero nunca sabremos si será realmente como lo
planeamos, porque planear el futuro en estos días es perder tiempo y no ganarlo.
Preocúpate por mí si ando
vagabundo, oscuro, sin habla, sin sonreír. Preocúpate por mi sin me ves sin
proyectos, sin autogestión, sin visión. Preocúpense por mí si me ven solitario,
disminuido en peso, triste y sin presente, sin presente.