14 noviembre 2010

AM Y FM (Cap 11)

Note que el pan francés no servía para hacer sándwiches, debería haber comprado pan integral esta mañana cuando hice las compras en el supermercado, me dije a mí mismo.
Sebastián y yo estábamos dentro de la cabaña porque afuera llovía a cantaros, llegamos a las dos de la tarde al camping teníamos pensado pasar todo el fin de semana. Sonaba música en altavoz desde su teléfono celular mientras dormíamos gran parte de la tarde, unidos, sin confusión,
adormecidos por el amor, uno sobre el otro, no hablábamos nada, solo observábamos las agujas del reloj. Empecé, una vez que salió el sol a recoger ramas para hacer fuego , debía cocinar la carne asada tal como lo prometí, algunas estaban aun húmedas así que no tuve mucha suerte, yo estaba empecinado con encender el fuego de todas formas. Recorrimos el predio acompañados de un perro guardián, decía el sereno que este casaba comadrejas, nos recomendaba no dejar
ninguna clase de comida fuera, eso las atraía y hasta podían estar durmiendo en nuestra cama sin notarlo. Puse cara de terror enseguida, puedo llegar a gritar tanto si siento esa cosa entre mis pies, repuse, Sebastián responde enfrente del sereno, anoche no gritaste de susto, o si? me eche a reír mirándolo. Ese día me decidí a pasarla bien , ya estaba de novio con un hombre y debía llevar la cara sonriente en alto. Más tarde volvió a chisporrotear y otra vez uno sobre el otro amanecimos. Despertar junto a su espalda era lo más maravilloso que había sentido, era tan fácil recorrer toda su piel con mi dedo índice , se deslizaba con facilidad, su piel era terciopelo , era suave , mi dedo no se atascaba en ningún sitio.
Que bello era cada momento a su lado, el miraba tras mis pupilas y podía descubrirlo todo en mi. Llevábamos poco más de diez meses amándonos
a su manera , a la mía también, amándonos sobre el césped de la plaza, desnudos en invierno por donde fuese. Alquilamos una habitación en el centro de la ciudad, entonces me ocupe de amoblarla ya que no tenía nada en su interior, Sebastián trajo desde su casa un escritorio y a cuestas
una caja con libros de lenguas para estudiar, el era ya un hombre grande no tenia que dar explicaciones de lo que hacía en su casa, gan diferencia la mía, yo si debía. Vivía atormentado por mi madre, llamándome por teléfono cada cinco minutos preguntándome donde y con quien estaba
, mi habitación en casa ya era casi la suya , mama revisaba todo lo que se le ocurría , ella sabia cuantos slips tenia , de que colores eran , no dejaba pasar nada, Eso me tenia mal , no estaba preparado para confesarlo , tenia miedo que ella me castigue alejándome de mis hermanos
, se que ella tenía miedo que ellos sean como yo , como si la homosexualidad fuese una enfermedad contagiosa. Valla estupidez.
Trabajaba duro con mi cuerpo, abría las piernas para caminar como hombre, me la pasaba horas mirando como caminaban ellos para asemejarme más, llevaba siempre las manos dentro de los bolsillos. Me volvía serio, me mutaba de día, cambiaba de noche.
Amaba la noche, tenía ganas de asistir a los clubes todos los sábados, pero Sebastián no me acompañaba, nunca tenía ganas, siempre había algo para estudiar. Yo, con un hombre de casi treinta años no me divertía tan bien. No veía mas allá de las noches hermosas que pasábamos juntos en los hoteles fuera de la ciudad. Estábamos en sintonías emisoras diferentes, el estaba en AM y yo en FM.
Una vez mudados en la habitación me propuso compromiso, llevábamos la alianza, encarnada sobre la piel, era nuestro símbolo amor.
En plenas vacaciones me la pasaba horas en el cyber café, Sebastián preparaba un examen muy importante y pasábamos semanas enteras sin vernos y una noche sin darme cuenta conocí a otro hombre.

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